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Ley karin: ¿quiebre definitivo o cambio cultural?

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Por Jorge Vidal, abogado de la Universidad de Magallanes y Magíster en Derecho de la Empresa (UDD)

Desde el sur del mundo, donde el viento no perdona y la realidad laboral tampoco, hoy queremos hablar sobre una ley que está dando mucho que hablar: la Ley 21.643, más conocida como Ley Karin. ¿La has escuchado? Si trabajas con otras personas —o si eres jefe—, es probable que pronto tengas que aprenderte este número de memoria.

¿Qué es y por qué se llama así?

La Ley Karin nace con un trasfondo doloroso: el suicidio de una enfermera, víctima de acoso constante en su entorno laboral. Su historia fue el motor para que se aprobara una normativa que, más allá de establecer sanciones, busca cambiar nuestra forma de relacionarnos en el trabajo.

Porque seamos honestos: ¿cuántas veces hemos escuchado bromas pasadas de tono, malos tratos normalizados o jefaturas tóxicas? Bueno, la Ley Karin vino a ponerle freno a todo eso.

¿Qué cambia con esta ley?

Esta nueva legislación no solo refuerza la sanción del acoso laboral y sexual, sino que incorpora un concepto que antes no estaba en nuestro marco legal: la violencia en el trabajo. Ojo, no solo entre colegas. También incluye actos violentos provenientes de terceros, como clientes o proveedores.

La idea no es solo castigar, sino también prevenir, promoviendo espacios laborales más sanos, más respetuosos y menos tóxicos.

¿Más denuncias? Sí, y es lógico

Es cierto, las denuncias aumentaron. ¿La razón? Ahora existe un marco más claro para identificar y reportar situaciones de abuso. Y sí, cualquier persona puede sentirse afectada por una conducta que antes se consideraba «normal».

Desde un comentario mal intencionado, un correo pasivo-agresivo o una sobrecarga de trabajo con amenaza de despido, todo puede ser analizado a la luz de la ley. El criterio de la víctima es clave, aunque será finalmente la Inspección del Trabajo o un tribunal quien evalúe la gravedad del hecho.

¿Y las pymes?

Aquí es donde aprieta el zapato. Aunque la ley aplica para todos por igual, no es lo mismo recibir cinco denuncias en una empresa con cuatro mil trabajadores que en un emprendimiento con diez personas. El impacto proporcionalmente es mucho mayor para las micro, pequeñas y medianas empresas.

Por eso, es importante que las pymes se informen, se capaciten y generen protocolos internos antes de que los problemas estallen.

¿Estoy siendo víctima de acoso laboral?

Buena pregunta. Según la ley, el acoso puede ser una conducta reiterada o incluso un solo acto si este genera menoscabo, humillación o pone en riesgo tu estabilidad laboral. Puede ser verbal, escrito o mediante gestos. Y sí, una “broma” también puede ser acoso, si causa daño real en quien la recibe.

¿Estamos frente a un quiebre o a un cambio cultural?

Personalmente, creo que estamos frente a un cambio cultural profundo, aunque no inmediato. Con el tiempo, se va a naturalizar la idea de trabajar en ambientes libres de acoso y violencia, y eso va a cambiar cómo entendemos nuestras relaciones laborales.

La Ley Karin no es solo una normativa, es una invitación a revisar cómo nos tratamos en el trabajo. Y aunque cueste al principio, vale la pena.


Si trabajas, lideras o emprendes, esta ley te afecta. No te quedes fuera del cambio. Porque el respeto, al final, también es parte del sueldo.


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