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Sala Estrella: ¿Cómo sobrevive el cine más entrañable de Punta Arenas?

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En pleno corazón de Punta Arenas, entre palomitas, recuerdos y celuloide, aún late una sala de cine que se niega a desaparecer. La Sala Estrella no es solo un lugar para ver películas: es parte del ADN cultural magallánico. Y detrás de esta joya del sur austral está Ricardo Mattioni, heredero de una tradición cinematográfica centenaria, quien nos abrió las puertas (y el corazón) para contar la historia de un cine que se ha reinventado más de una vez.

¿Cómo era la experiencia del cine en los viejos tiempos?

Los cines de antaño eran mundos con personalidad propia. “El Cervantes era para los pitucos”, cuenta Ricardo con una sonrisa. “Llegaban con joyas, pieles… era todo un desfile”. Por otro lado, el Gran Palace era terreno juvenil, el Politeama era famoso por sus películas mexicanas y el Municipal proyectaba cintas de aventura.

Y si eso fuera poco, la familia Mattioni llegó a tener varias salas en Punta Arenas, incluyendo un antiguo cine en lo que hoy es la Compañía de Bomberos. “Mi abuelo partió el 1 de febrero de 1912 con un cine, creo que se llamaba Cine Lille. Desde ahí comenzó todo”.

¿Cómo nació la idea de la Sala Estrella?

Ricardo lo tenía claro: los cines grandes ya no eran sostenibles. “El público no iba, la calefacción era carísima… Así que decidí abrir una sala más chica, con 120 butacas. Y nació la Sala Estrella”.

Al comienzo, no fue fácil. La sala se usaba para reuniones y eventos institucionales, más que para proyectar películas. “Estuvimos a punto de cerrar varias veces. Pero ahí resistimos”.

¿Qué obstáculos enfrentaba el cine antes del formato digital?

La era del celuloide tenía su encanto… y sus dolores de cabeza. Las películas llegaban con semanas (¡o meses!) de retraso respecto a Santiago y muchas veces venían hechas trizas. “Se cortaban, había que pegarlas, hacerles perforaciones… era un arte”.

Y por si fuera poco, la censura también decía presente. “¿Viste Cinema Paradiso? Bueno, en el San José pasaba lo mismo. Los curas tapaban los besos porque era pecado”, recuerda entre risas.

¿Cuál fue el mayor éxito de taquilla en Sala Estrella?

La historia más épica del cine local tiene nombre y apellido: La Era del Hielo. Un gerente de 20th Century Fox llegó un día al cine, ofreció apoyo, y le permitió a Sala Estrella estrenar un día antes que el resto de Chile.

“Nos hicieron propaganda en Santiago, salimos en todas las noticias. Fue un récord, se agotaron todas las funciones. Me dijo: ‘¿Te salvé o no te salvé?’ ¡Y claro que lo hizo!”, relata emocionado.

Gracias a ese hito, comenzaron a llegar películas en sistema de porcentaje, lo que permitió una nueva etapa para la sala.

¿Qué futuro le espera al cine tradicional?

Para Ricardo, ir al cine sigue siendo una experiencia única. “En mi casa tengo un televisor gigante, sonido envolvente, pero no es lo mismo. Acá te sentás en una buena butaca, comís palomitas, y te reís porque otro se rió. Esa energía compartida no la reemplaza nada”.

Eso sí, no esconde su preocupación por el futuro. “Quizás el cine termine siendo un restaurante que también proyecta películas. No sé. Pero mientras esté, lo vamos a cuidar”.

¿Qué historias han marcado a la Sala Estrella?

La Sala Estrella no solo proyecta películas, también proyecta recuerdos. Ricardo cuenta cómo generaciones completas han crecido con este cine. “Gente viene y le presenta a la tía Ginett a sus hijos, diciéndoles: ‘Ella me cuidaba cuando mi papá me traía al cine’. Y se la vuelven a encargar para que les dé dulces”.

Es una historia de familia, de barrio y de memoria viva. “Mi abuelo, mi papá, yo… y espero que algún hijo mío tome el guante. Hay muchas historias aquí”.

¿Qué tesoros guarda esta sala patrimonial?

Si pensabas que todo quedaba en anécdotas, prepárate: Ricardo conserva proyectores antiguos y películas originales que no fueron destruidas. “Me dijeron: ‘Don Ricardo, quédese con estas’. Tengo como seis películas casi nuevas y varias máquinas que me quiero llevar a Puerto Natales, porque allá los turistas aman ver cosas antiguas”.


Sala Estrella no es solo una sala de cine: es un acto de resistencia, una cápsula del tiempo, un espacio donde la cultura respira, ríe y se emociona. Y desde Puqblicity, celebramos que aún existan lugares que nos recuerdan que el sur también proyecta sueños.


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